«POETA CHILENO»
Alejandro Zambra (2020)
Con POETA CHILENO, Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) vuelve a la novela. En 2006, con la publicación de Bonsai, (novela rara y demasiado breve), se inicia en la narrativa, pues venía de la poesía: había publicado dos poemarios, Bahía Inútil (1998) y Mudanza (2003), y declaraba que siempre había tenido resistencia a la ficción, que leía casi exclusivamente poesía, que nunca había escrito prosa y que la escritura de ese libro había sido accidental.
El tiempo pasó, llegaron otras dos novelas, Zambra se convirtió en un nombre destacado de las letras latinoamericanas, pero esa ambigüedad inicial, lejos de disiparse, se convirtió en su marca personal. Así como aquella primera era una novela en miniatura, las que se sucedieron La vida privada de los árboles (2007) y Formas de volver a casa (2011), continuaron en la experimentación con la forma, la revisión de los géneros clásicos y la obsesión por las palabras.
Entre aquellas primeras y esta, se sucedieron tres libros, donde el autor se decantó por otros registros (el relato breve, el ensayo, la crítica literaria y la crónica). Pero este retorno supone un regreso a su género de origen: es una novela, pero sus protagonistas son poetas, se mueven en un mundo de poetas y la poesía es su modo de vivir, de estar con otros, de pensarse a sí mismos.
«(…), a pesar de que la mayoría de los poetas chilenos escriben sobre el fracaso, así que podría decirse que hay poetas chilenos que escriben sobre el fracaso y se vuelven exitosos y hay poetas chilenos que escriben sobre el fracaso y fracasan».
DOS POETAS Y UN DESTINO
La trama sigue la trayectoria de dos personajes,
Gonzalo y Vicente, en su recorrido para
convertirse en poetas. Uno es padrastro
del otro, pero ambos acabarán vinculados por la poesía, una hermandad más allá
de la biología.
La historia comienza con Carla
y Gonzalo,
novios desde la adolescencia, que luego se separarán por las circunstancias de
la vida y los cambios de la madurez. A
los diez años más o menos se
reencuentran. Ella tiene un hijo, Vicente. Él es soltero y ensaya la paternidad con Vicente, además de ser
intermediario entre Carla y León (el padre
biológico del niño.) Así inician una nueva vida de tres. Una familia que los
marcará para siempre. Trama que se desarrolla a
lo largo de más de 20 años (entre 1991 y 2014) en Chile
(predominantemente en Santiago, aunque aparecen escenarios de prácticamente todo el país) y,
eventualmente, Estados Unidos (Nueva York, principalmente).
No obstante, la novela desarrolla la historia de Gonzalo, que llegará a ser
profesor de literatura y aspirante a poeta, y su hijastro, Vicente, que, con el tiempo, se interesará también por la poesía. Aunque las querellas generacionales o las grietas
históricas entre tradicionalistas y vanguardistas tienen también su lugar en la trama, está se
centra sobre todo en la relación, sensible y conmovedora, entre padrastro e hijastro. A Vicente lo conoceremos de niño
y de joven, cuando empieza a interesarse también por la poesía; en medio,
conocerá a una periodista norteamericana, Pru, que está
en Chile, un tanto perdida, para escribir una crónica sobre la escena poética
chilena; lo que motiva la aparición de una larga lista de poetas contemporáneos de distintas vertientes, estéticas e ideologías: mostrados
siempre con profundidad (detalles excéntricos incluidos) y enorme simpatía.
ARQUITECTURA
ESTRUCTURAL
La novela se desarrolla en cuatro capítulos
intitulados (uno preliminar, dos
largos y una coda) que se
suceden distribuidos en núcleos temáticos desarrollados
en torno a unos personajes: en Obra
temprana (32 páginas) se nos
presenta a Carla y, sobre todo, a Gonzalo; en Familiastra (136 páginas), además de ellos dos, aparece Vicente, hijo de Carla, pero no
de Gonzalo; en Poetry in
motion (160 páginas), se introduce a Pru y su relación con Vicente; y en Parque del Recuerdo (75 páginas), se
reencuentran Vicente y Gonzalo.
Todo ello contado por un
narrador objetivo (en tercera persona)
que juega siempre con la historia y con el lector, llevándolo a donde él
quiere: habla incluso de las limitaciones que tiene
como simple narrador (no como dios omnipotente que lo sabe todo, sino como alguien que pasaba por allí, conoció la historia y
la cuenta). De hecho, puede hablarse de él, como un personaje más.
Los personajes actúan como bisagras perfectas, sin alterar la trama
y, a su vez, generando mundos posibles, historias sin cerrar. Resalta el uso de la incertidumbre para ir apuntalando la
trama, hilván de indeterminación que favorece el tránsito entre la omnisciencia
del narrador y el deseo individual de los personajes, que se engarza en su voz objetiva
acercándola y presentando íntimamente sus deseos y tribulaciones.
CUESTIONES
DE ESTILO
Siendo una novela escrita por un poeta, no resulta sorprendente que se adentre en el lenguaje dentro del
lenguaje de la poesía, buscando quitarle la carga ideológica y cultural para
encontrarle la esencia, el verdadero significado que subyace al valor de la
palabra: «Lo que quiero decirte es que esta es nuestra lengua, nuestro
idioma. Hay que usar las palabras, aunque no nos gusten. Y si las usamos lo
suficiente, capaz que signifiquen algo distinto, capaz que logremos cambiar su
significado».
Destaca, pues, la fluidez del texto y su riqueza expresiva, que va desde una certera precisión
hasta la vulgaridad más absoluta de la intimidad, presentando por igual
párrafos de innegable trascendencia lírica o filosófica junto a escenas de sexo
descarnado.
Todo ello aderezado con elementos de tensión que se ciernen sobre la trama en momentos
inesperados, así como de un humor magistralmente
utilizado para descomprimirlos. Dotada de una sencillez (solo aparente), la novela no se queda
en el divertimento, sino que busca
la interpelación sobre múltiples aspectos: la infancia, la
paternidad, la educación y la enseñanza, el sexo, la fidelidad, la masculinidad
vacilante, la formación académica, la literatura, la situación (económica,
social y política) de Chile, el espejo generacional...
Pero la novela gira entre dos ejes fundamentales: las relaciones familiares y el amor en todas sus expresiones
(la paternidad es un tema trasversal a todo el libro), por una parte; y,
por otra, el mundo de la
poesía chilena, hasta el punto de constituir un auténtico curso de
iniciación a la misma (y a los poetas de quienes habla) y proporcionar una auténtica guía de lectura, incluso temática (por
ejemplo, poemas sobre la paternidad).
OBJECIONES
(sin desmerecer)
En efecto, pese a todo, esta
novela no es una obra redonda. Se trata de un libro desigual, con altibajos, aunque en conjunto, notable. Entre las objeciones que pueden achacársele están el personaje de Pru, la periodista
treintañera americana que viaja a Chile a realizar la crónica de la poesía
chilena actual, así como su relación casual con Vicente, clichés demasiado chirriantes en un elenco de
situaciones y personajes mucho mejor definidos y articulados en la trama.
Otro aspecto objetable
tiene que ver con la lista
exhaustiva de poetas chilenos que, en la investigación periodística de Pru, se citan y describen, pues sin duda tendrán un
interés doméstico y literario para el lector chileno, pero que para los
lectores foráneos no deja de
resultar abrumador, aun reconociendo la maestría del autor para presentarlos y caracterizarlos.
Y finalmente, para no
desvirtuar esta estimable novela, reseñar esa fijación de tantos autores comprendidos entre los 25 y 50 años por la sobrecarga de referencias, en gran parte
inmotivadas y poco justificables en el hilo de la trama: en este caso pasan de las doscientas cincuenta y encontramos
referencias cinematográficas (13), literarias (148), musicales (43), pero
también futbolísticas, políticas, televisivas, mediáticas, etcétera. Lo cual
para una gran parte de los lectores no deja de ser indiferente, bien por
desconocimiento, bien por desinterés temático.
Pese a todo, hay que
decir que la novela, que pretende ser
una réplica del mundo y de la vida, en parte lo consigue, pues consigue reflejar lo
esencial y está plagada de episodios memorables, hace guiños y ofrece referencias,
explora emociones y juega con el lenguaje, plantea cuestiones e introduce
reflexiones, resulta irónico y hasta banal… En suma, un libro que merece la
pena leer.

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