jueves, 16 de mayo de 2024

POETA CHILENO

 

«POETA CHILENO»
Alejandro Zambra (2020)


«Leyó muchas veces esos poemas, que cambiaron para siempre su relación con los objetos y con las palabras, o su manera de mirar el mundo, aunque quizás no fuera exactamente así; quizás ya miraba el mundo de esa manera y los poemas de Millán lo sorprendieron por eso»


EL REGRESO

    Con POETA CHILENOAlejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) vuelve a la novelaEn 2006, con la publicación de Bonsai, (novela rara y demasiado breve), se inicia en la narrativa, pues venía de la poesía: había publicado dos poemarios, Bahía Inútil (1998) y Mudanza (2003), y declaraba que siempre había tenido resistencia a la ficción, que leía casi exclusivamente poesía, que nunca había escrito prosa y que la escritura de ese libro había sido accidental.

    El tiempo pasó, llegaron otras dos novelas, Zambra se convirtió en un nombre destacado de las letras latinoamericanas, pero esa ambigüedad inicial, lejos de disiparse, se convirtió en su marca personal. Así como aquella primera era una novela en miniatura, las que se sucedieron La vida privada de los árboles (2007) y Formas de volver a casa (2011), continuaron en la experimentación con la forma, la revisión de los géneros clásicos y la obsesión por las palabras.

    Entre aquellas primeras y esta, se sucedieron tres libros, donde el autor se decantó por otros registros (el relato breve, el ensayo, la crítica literaria y la crónica). Pero este retorno supone un regreso a su género de origen: es una novela, pero sus protagonistas son poetas, se mueven en un mundo de poetas y la poesía es su modo de vivir, de estar con otros, de pensarse a sí mismos.

«(…), a pesar de que la mayoría de los poetas chilenos escriben sobre el fracaso, así que podría decirse que hay poetas chilenos que escriben sobre el fracaso y se vuelven exitosos y hay poetas chilenos que escriben sobre el fracaso y fracasan».

DOS POETAS Y UN DESTINO

La trama sigue la trayectoria de dos personajes, Gonzalo y Vicente, en su recorrido para convertirse en poetas. Uno es padrastro del otro, pero ambos acabarán vinculados por la poesía, una hermandad más allá de la biología.

La historia comienza con Carla y Gonzalo, novios desde la adolescencia, que luego se separarán por las circunstancias de la vida y los cambios de la madurez. A los diez años más o menos se reencuentran. Ella tiene un hijo, Vicente. Él es soltero y ensaya la paternidad con Vicente, además de ser intermediario entre Carla y León (el padre biológico del niño.) Así inician una nueva vida de tres. Una familia que los marcará para siempre. Trama que se desarrolla a lo largo de más de 20 años (entre 1991 y 2014) en Chile (predominantemente en Santiago, aunque aparecen escenarios de prácticamente todo el país) y, eventualmente, Estados Unidos (Nueva York, principalmente).

No obstante, la novela desarrolla la historia de Gonzalo, que llegará a ser profesor de literatura y aspirante a poeta, y su hijastro, Vicente, que, con el tiempo, se interesará también por la poesía. Aunque las querellas generacionales o las grietas históricas entre tradicionalistas y vanguardistas tienen también su lugar en la trama, está se centra sobre todo en la relación, sensible y conmovedora, entre padrastro e hijastro. A Vicente lo conoceremos de niño y de joven, cuando empieza a interesarse también por la poesía; en medio, conocerá a una periodista norteamericana, Pru, que está en Chile, un tanto perdida, para escribir una crónica sobre la escena poética chilena; lo que motiva la aparición de una larga lista de poetas contemporáneos de distintas vertientes, estéticas e ideologías: mostrados siempre con profundidad (detalles excéntricos incluidos) y enorme simpatía.

ARQUITECTURA ESTRUCTURAL

La novela se desarrolla en cuatro capítulos intitulados (uno preliminar, dos largos y una coda) que se suceden distribuidos en núcleos temáticos desarrollados en torno a unos personajes: en Obra temprana (32 páginas) se nos presenta a Carla y, sobre todo, a Gonzalo; en Familiastra (136 páginas), además de ellos dos, aparece Vicente, hijo de Carla, pero no de Gonzalo; en Poetry in motion (160 páginas), se introduce a Pru y su relación con Vicente; y en Parque del Recuerdo (75 páginas), se reencuentran Vicente y Gonzalo.

Todo ello contado por un narrador objetivo (en tercera persona) que juega siempre con la historia y con el lector, llevándolo a donde él quiere: habla incluso de las limitaciones que tiene como simple narrador (no como dios omnipotente que lo sabe todo, sino como alguien que pasaba por allí, conoció la historia y la cuenta). De hecho, puede hablarse de él, como un personaje más.

Los personajes actúan como bisagras perfectas, sin alterar la trama y, a su vez, generando mundos posibles, historias sin cerrar. Resalta el uso de la incertidumbre para ir apuntalando la trama, hilván de indeterminación que favorece el tránsito entre la omnisciencia del narrador y el deseo individual de los personajes, que se engarza en su voz objetiva acercándola y presentando íntimamente sus deseos y tribulaciones.

CUESTIONES DE ESTILO

Siendo una novela escrita por un poeta, no resulta sorprendente que se adentre en el lenguaje dentro del lenguaje de la poesía, buscando quitarle la carga ideológica y cultural para encontrarle la esencia, el verdadero significado que subyace al valor de la palabra: «Lo que quiero decirte es que esta es nuestra lengua, nuestro idioma. Hay que usar las palabras, aunque no nos gusten. Y si las usamos lo suficiente, capaz que signifiquen algo distinto, capaz que logremos cambiar su significado».

Destaca, pues, la fluidez del texto y su riqueza expresiva, que va desde una certera precisión hasta la vulgaridad más absoluta de la intimidad, presentando por igual párrafos de innegable trascendencia lírica o filosófica junto a escenas de sexo descarnado.

Todo ello aderezado con elementos de tensión que se ciernen sobre la trama en momentos inesperados, así como de un humor magistralmente utilizado para descomprimirlos. Dotada de una sencillez (solo aparente), la novela no se queda en el divertimento, sino que busca la interpelación sobre múltiples aspectos: la infancia, la paternidad, la educación y la enseñanza, el sexo, la fidelidad, la masculinidad vacilante, la formación académica, la literatura, la situación (económica, social y política) de Chile, el espejo generacional...

Pero la novela gira entre dos ejes fundamentales: las relaciones familiares y el amor en todas sus expresiones (la paternidad es un tema trasversal a todo el libro), por una parte; y, por otra, el mundo de la poesía chilena, hasta el punto de constituir un auténtico curso de iniciación a la misma (y a los poetas de quienes habla) y proporcionar una auténtica guía de lectura, incluso temática (por ejemplo, poemas sobre la paternidad).

OBJECIONES (sin desmerecer)

En efecto, pese a todo, esta novela no es una obra redonda. Se trata de un libro desigual, con altibajos, aunque en conjunto, notable. Entre las objeciones que pueden achacársele están el personaje de Pru, la periodista treintañera americana que viaja a Chile a realizar la crónica de la poesía chilena actual, así como su relación casual con Vicente, clichés demasiado chirriantes en un elenco de situaciones y personajes mucho mejor definidos y articulados en la trama.

Otro aspecto objetable tiene que ver con la lista exhaustiva de poetas chilenos que, en la investigación periodística de Pru, se citan y describen, pues sin duda tendrán un interés doméstico y literario para el lector chileno, pero que para los lectores foráneos no deja de resultar abrumador, aun reconociendo la maestría del autor para presentarlos y caracterizarlos.

Y finalmente, para no desvirtuar esta estimable novela, reseñar esa fijación de tantos autores comprendidos entre los 25 y 50 años por la sobrecarga de referencias, en gran parte inmotivadas y poco justificables en el hilo de la trama: en este caso pasan de las doscientas cincuenta y encontramos referencias cinematográficas (13), literarias (148), musicales (43), pero también futbolísticas, políticas, televisivas, mediáticas, etcétera. Lo cual para una gran parte de los lectores no deja de ser indiferente, bien por desconocimiento, bien por desinterés temático.

Pese a todo, hay que decir que la novela, que pretende ser una réplica del mundo y de la vida, en parte lo consigue, pues consigue reflejar lo esencial y está plagada de episodios memorables, hace guiños y ofrece referencias, explora emociones y juega con el lenguaje, plantea cuestiones e introduce reflexiones, resulta irónico y hasta banal… En suma, un libro que merece la pena leer.

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