«AL FARO»
Virginia Woolf (1927)
UNA REFINADA INTELECTUAL
AL FARO (1927) quizá sea una de las obras más equilibrada de Virginia
Woolf (Londres 1882 – Lewes, Sussex, 1941). Hija de Leslie Stephen, una
de las figuras más importantes de la vida literaria británica del siglo XIX,
nunca recibió educación superior, pues su padre se encargó personalmente de
esta labor: se educó con sus libros y sus amigos (George Meredith y Thomas
Hardy, entre otros) y pasó una traumática adolescencia, sufriendo toda una
serie de trastornos nerviosos que marcaron su vida. Su complejidad, extremada
sensibilidad y gran capacidad intuitiva la llevaron a tomar conciencia, desde
muy pronto, del sufrimiento que supone existir y transmitir ese dolor a su
literatura.
Poco después de morir su
padre, se instaló en el barrio
londinense de Bloomsbury, área de la ciudad que dio nombre al famoso "círculo de Bloomsbury" (grupo de gente
determinante en la vida cultural inglesa de la primera mitad del siglo XX: Edward
Morgan Foster, Roger Fry, John Maynard Keynes, Lytton
Strachey…), para quienes las emociones estéticas eran primordiales, incluso
en el ámbito de los afectos humanos.
En 1912 se casó con el
economista Leonard Woolf, con quien fundó, cinco años después, la
prestigiosa editorial Hogarth
Press,
que reveló a escritores como Katherine Mansfield o Thomas Stearns
Eliot, y donde ella misma publicaría la mayor parte de su obra. Fue una
refinada intelectual en el pleno sentido de la palabra: vivía en una casa
elegante y pasaba tiempo leyendo en la Biblioteca Británica.
EL MUNDO SEGÚN VIRGINIA WOOLF
Su
narrativa desarrolla una versión personal del monólogo
interior (stream of consciousness),
iniciado por Dorothy Richardson: se trata de procedimiento que desprecia
el acontecimiento anecdótico para situar al lector en el centro de la intimidad
psíquica. Lo utiliza como medio para establecer una
peculiar y sutil relación entre el mundo interior y el exterior: alcanza
tal perfección en la relación subjetividad-objetividad que logra el milagro
literario de hacernos ver (percibir y
pensar) el mundo de manera distinta:
leerla supone un desafío intelectual y emocional. Tal enfoque formal determina
que sus personajes se manifiesten más
como variaciones sobre modos de sentir y pensar,
que como seres humanos.
LA DILACIÓN (Domani, domani…)
Esta
novela, ha sido considerada una obra maestra
de la literatura inglesa del siglo pasado. Excelentemente traducida por la
novelista Carmen Martín-Gaite (en la edición de Edhasa, 1978) y desarrollada en clave más o menos autobiográfica, es una
narración con rasgos impresionistas, mezclados con recuerdos, mediante los que
consigue una muestra del cambio vertiginosos de la vida y de nuestro universo
personal, anímico y social.
En
la primera parte, «La ventana», la
familia Ramsay, compuesta por el egocéntrico filósofo James, su bella esposa
y sus ocho hijos, vive en la isla de Finlay, con seis invitados de ambos sexos, al final de un verano marcado por la
intención, nunca consumada, de hacer una
excursión al faro.
La
segunda parte, titulada
significativamente «Pasa el tiempo»,
reúne años después a varios de esos personajes en
la misma casa veraniega.
Finalmente,
en la tercera parte, «Al faro», algunos
de esos personajes (los supervivientes, pues tres han muerto), harán esa excursión tantos años postergada.
PANORAMA DESDE EL FARO
Trata pues de
las relaciones con los demás, del tiempo y de la muerte,
del momento de clarividencia privilegiada
que, a veces, alcanzamos y del cansancio moral
que supone darse cuenta de que nuestra persistente individualidad nos impide la
paz interior.
La idea de la muerte recorre el relato, dando
lugar a páginas bellísimas de reflexión sobre la crisis
que supone entrar en la edad adulta y tomar conciencia de que las
cosas no son eternas, sobre lo efímero del tiempo, sobre los objetos que
permanecen una vez que los seres queridos se han ido…
También
sobre la situación de las mujeres en
su época, educadas para convertirse en perfectas amas de casa: retrata a una Sra. Ramsay dependiente del punto de vista
(masculino) de su esposo, que gobierna su vida.
En
el relato desaparece la acción y la intriga:
se centra en captar la vida cambiante e inaccesible
de la conciencia y el inestable colorido del universo (una de
las invitadas, Lily Briscoe, es pintora). Lo
que pasamos por alto en nuestra vida cotidiana, lo que solo deja su huella en
nuestro subconsciente, constituye la materia prima de esta joya literaria. Además de momentos
más o menos importantes, vivimos otros aparentemente insignificantes
(aunque resulten ser realmente significativos) que la autora recoge y conserva:
así, mientras describe la muerte de los personajes en pocas líneas, dedica
páginas enteras a desarrollar ciertos sentimientos y sensaciones. A partir de
tales fragmentos reconstruye una poderosa e
inquietante panorámica de la vida.
DESAFÍO: LEER LO INTANGIBLE
Obra realmente audaz, desenrolla el hilo de una trama que, en sí misma, carece de importancia, pues lo esencial reside en la sugestión de
sensaciones, ideas y sentimientos que escapan al paso del tiempo. Destaca la
maestría incomparable con que evoca lo
intangible.
El
mejor homenaje a esta artista, que fiel a sus intuiciones y dada la
imposibilidad de sobrevivir al temor que sentía a hundirse en la locura, se
suicidó en 1941, ahogándose en las aguas del río Ouse, pasa por leer (o, en su
caso, releer) su obra: Las olas, Orlando, La
señora Dolloway… Leerla, sí; pero siendo conscientes de que al
hacerlo entramos en comunicación con una mujer que, asentada en una posición
económica holgada y con acceso privilegiado (como mujer de su época) a la
cultura, puso en evidencia injusticias y diferencias sociales, abusos y
atrocidades; ahondó en la expresión escrita (desde la creencia
en el poder de sugestión de las palabras, «que no viven en los
diccionarios, viven en la mente»), logrando con cada palabra ensanchar la
imaginación y la sensibilidad de sus lectores (de todas las épocas y de todos
los rincones). Ganaremos el mundo y la compañía de una escritora siempre
reconocible, como un paisaje o una idea que uno lleva consigo y, como tal,
reflejo íntimo de nuestra humanidad.
Esa obra, creación escrita de forma tan personal y poderosa, ha determinado que su influencia llegue hasta nosotros y seguramente incluso nos sobreviva: se la recuerda asiduamente (a través de películas, novelas, relatos, ensayos y notas de prensa) y se siguen reeditando y traduciendo sus obras. Escritos complejos, detallistas, irónicos, venenosos y divertidos, redactados con un estilo poético, abstruso y enormemente preciso (pese/gracias a sus distintivas oraciones interminables).
«Y ella bajaba luego y le
decía a su marido que para qué tendrían que crecer y perder todo aquello; que
nunca volverían a ser tan felices».

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