jueves, 18 de abril de 2024

EL MÉDICO

 

«EL MÉDICO»
Noah Gordon (1986)


«-Pese a todo lo que puede hacer un médico, maestro, ¿por qué se es una hoja al viento y el auténtico poder está en manos de Alá?»


EL SECRETO DEL ÉXITO

EL MÉDICO (1986) del estadounidense Noah Gordon (Worcester, 1926 - Dedham, 2021) es una de esas obras que, sin ayuda del cine (aunque posteriormente, en 2013, se llevase a la pantalla con un más que discreto éxito) y sin el tirón del nombre del autor (desconocido en España, al menos a nivel popular, en el momento de su publicación), rompió todos los pronósticos de venta. El hecho de que su publicación en los Estados Unidos constituyese un fenómeno editorial algo debió ayudar, aunque en su momento el Grupo Z no realizó aquí un lanzamiento espectacular, ni mucho menos. Fue, sin duda, la transmisión "boca a oreja" entre lectores (uno de los más potentes medios de difusión de la lectura) el que despertó aquel enorme interés, que todavía sigue teniendo el libro: continúa en los expositores de las mejores librerías, aparece en los listados actuales de novela histórica y suele ser recomendación infalible de los, cada vez más escasos, libreros competentes cuando un cliente busca una lectura amena, larga e interesante.

No obstante, en ella convergen una serie de circunstancias que, de algún modo, propiciaron su éxito: al menos tres son determinantes. La medicina como referente literario, directo o indirecto, siempre ha gozado de muy buena salud editorial: no en vano encarna la lucha del hombre contra la muerte. El doctor Zhivago de Boris Pasternak y En coma de Robin Cook constituyen dos ejemplos representativos: el primero de la excelencia literaria, el otro de los éxitos literarios (o superventas). Pero, además aquí, tal temática se sitúa en un momento histórico que determina su desarrollo: el mundo medieval. Otro referente con evidente atractivo: Los pilares de la tierra de Ken Follet o El peregrino de Jesús Torbado son buenas muestras de ello. Y todo ello desarrollado mediante un tercer ingrediente literario altamente sugestivo, el viaje: interior, hacia la madurez, y, exterior, hacia el Oriente; lo que añade la confrontación religiosa de las tres culturas más pujantes en aquel entonces: cristiana, islámica y judaica.

UN HOMBRE HECHO A SÍ MISMO

La novela nos presenta al protagonista, Rob J. Cole, el mayor de los cinco hijos de un oficial del gremio de Carpinteros de Londres, en el año 1021, con nueve años y a punto de quedar huérfano. A partir de ahí asistimos, de forma absolutamente lineal (presentando los hechos a medida que ocurren sin saltos en el tiempo), a través de más de seiscientas páginas (divididas en ochenta y un capítulos, que se agrupan en siete partes), a su formación humana y profesional hasta dejarlo en Escocia convertido en médico y hombre (ser humano maduro), rodeado de familiares, amigos y pacientes.

Esa es la primera característica que destaca en esta novela: el perfil del protagonista. No hay que dejarse despistar por el hecho de que la obra se concrete en un huérfano inglés, pues, siendo la creación de un autor estadounidense, encarna la profunda raíz del ser americano, de la obsesión por un ideal como logro final de un camino individual iniciado desde la nada: el eterno sueño americano. Su historia primordialmente es la exaltación de un hombre-hecho-a-sí-mismo (self made man) que encuentra un ideal y lo sigue hasta sus últimas consecuencias, sin detenerse ante nada, ni ante nadie. Ello unido a un don innato (su capacidad para percibir la muerte próxima de alguien, mediante el contacto de sus manos), le permitirá ir superando los obstáculos que se le van presentando a lo largo de su azarosa vida.

Aunque esencialmente "bueno", no deja de presentar (como otros modernos héroes americanos) aspectos problemáticos y oscuros (pasa por una juventud pendenciera y etílica; traiciona a su maestro con su esposa...), aunque pronto los supere para volver al buen camino.

Otro lugar común, justificado aquí por su trazado itinerante, es la importancia del destino, determinada por encuentros que determinarán su "viaje" hacia la meta. Prácticamente toda la trama se articula mediante una serie de encuentros y desencuentros: con el cirujano-barbero que le tomará como ayudante; con el médico judío que le hablará de Ispahán y de Avicena (Ibn Sina); con Mary, que se convertirá en su esposa; con los mercaderes judíos, de los que aprenderá los rudimentos del parsi (lengua persa) y de la cultura judía; con el propio sha (Alá). Incluso aquellos encuentros que, a primera vista, parecen nefastos, serán sólo jalones en su camino, pues a través de ellos, en realidad, se encamina hacia su destino final.

EXOTISMO (Temporal y Cultural)

Aspecto clave, sin duda, es esta dosis de exotismo, fundamentado en dos de los componentes estructurales de la trama: el contexto temporal (medieval) y el contexto cultural (inmersión en tres culturas).

En cuanto al primero, el autor optó por situar a personajes de ficción (Rob, Mary, etc.) en un contexto histórico concreto, junto a personajes de la época (Ibn Sina, por ejemplo). Precisamente, en mi opinión, el espíritu, la atmósfera histórica (tan conseguida en su siguiente novela, Chamán) constituye su punto más débil (otros lectores opinarán, seguramente, de forma distinta): la documentación es impecable y, como el núcleo de la novela transcurre en Persia, no se trata tanto de lo que se cuenta y describe, como de esa sutil impregnación de época, que puede coincidir o no con nuestras expectativas como lectores. Se trata en suma de rebatir lo que leemos.

La confrontación de culturas proporciona un interés añadido. Por exigencia argumental, un cristiano (Rob, el protagonista) ha de hacerse pasar por judío (como Jesse ben Benjamin), y vivir y estudiar en una ciudad persa (Ispahán): el choque de costumbres, ritos, concepciones y, en fin, filosofías de vida se concretan en la del propio protagonista; reforzándose mediante el recurso de hacerle trabar amistad con dos estudiantes que representan a cada una de esas culturas, Mirdin (la judía) y Karim (la musulmana).

CLAVES DE BUENA SALUD EDITORIAL

En esa confluencia entre contexto histórico y cultural se encuentra uno de los capítulos (el cincuenta) más destacables de la novela: el episodio, descrito con fibra y maestría, del "chatir", maratoniana carrera alrededor de la ciudad, que marca el final del Ramadán (ayuno musulmán), en la que interviene Karim.

Estamos pues ante una obra cuyos rasgos primordiales son amenidad, variedad (hechos, personajes, anécdotas, descripciones...) y fácil lectura (su estructura la hace asequible a todo tipo de lector), aportando momentos agradables junto a una profusa y estimable información (sobre medicina medieval; sobre los gremios; sobre ritos y hábitos, tanto persas como judíos…).

Hay que mencionar asimismo el uso dramático del amor, como fondo emocional. El tratamiento de ese sentimiento romántico de unión y felicidad por encima de todo, capaz de superar celos y desgracias, se fusiona aquí a (lo femenino) la mujer abnegada y firme (Mary) que, separada al principio del hombre, no sólo mantendrá inalterable su amor, sino que tras el reencuentro será capaz (ella, una cristiana medieval) de seguirlo y convivir sin casarse con (él) un supuesto judío, en una ciudad musulmana. Incluso le salvará la vida, a un alto precio para ella como mujer, desencadenando los celos: otro obstáculo vital en su camino hacia la madurez.

También relevante es el final feliz, colofón de todo superventas (best seller) que se precie. Se trata de una auténtica convención: los lectores damos por hecho que, aunque el protagonista sufra lo indecible, al final todo se arregla y el relato acaba bien. Y, desde luego, dado el mundo en el que vivimos, siempre agradecemos (aunque no siempre lo reconozcamos) esos finales que ayudan a cerrar viajes como este con placidez y satisfacción.

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