jueves, 24 de abril de 2025

CECIL

 

«CECIL»
Elizabeth Eliot
(1961)


«Me preguntaba si mis propios hijos, criados según el patrón convencional desarrollado durante el siglo actual, serían más felices gracias a ello. Sus vidas estaban marcadas por ellos mucho antes de nacer. Iría a Eton, seguido de Sandhurst o la universidad para Alistair; un año en Dresde y "salir del armario" para Sybil. Parecía que Charlie y yo, como sus padres, no teníamos más opción que los propios niños.»

 

AUTORA ARISTÓCRATA

Elizabeth Eliot (EE) era el seudónimo de Lady Germaine Elizabeth Olive Eliot. Se conoce muy poco de su vida. Hija del octavo conde de St Germans nació en Londres en1913, se casó en 1932 con el mayor Thomas James y se divorció en 1940. En 1949 publicó su primera novela, Alice y como tuvo muy buena acogida continuó escribiendo y publicó otras cuatro novelas: Henry (1950), Mrs Martell (1953), Starter´s order (1955) y Cecil (1961) su última novela. En 1952 volvió a casarse, en esta ocasión con un asesor literario, el duodécimo barón Kenneth Kinard del que recibió el título de Lady, y de quien se separaría en 1962. A partir de ahí, poco se sabe de su vida, salvo que posteriormente, se mudó a Greenwich Village, Nueva York (y en 1971 solicitó la nacionalidad estadounidense) donde murió en 1991. Pese a haber publicado esas cinco novelas, así como el ensayo Portrait of a Sport: A History of Steeplechasing (1957) y una crónica sobre matrimonios prominentes entre americanos ricos y europeas titulada Heiresses and Coronets (1960), también conocida como They All Married Well, que fue un gran éxito en Gran Bretaña y en Estados Unidos, esta interesantísima autora ha permanecido olvidada hasta hoy. En todo caso, es evidente que tuvo la formación, las relaciones y el modo de vida de la aristocracia británica de la época.

Como nota curiosa, en la introducción del libro se comenta que en la primera edición de la novela constaba que estaba basada en hechos reales. Cecil se publicó en noviembre de 1962, un par de meses después de que Nellie Eliot, condesa viuda de St. Germans, se suicidara en una habitación de hotel en Gibraltar, tras haber llegado el día anterior de Tánger, donde había visitado a su hijo Vere. La escritora no volvió a escribir nunca más. Tales indicios han suscitado la especulación de que la madre podría guardar alguna similitud con el personaje de lady Guthrie.

Elizabeth Crawford (especialista en historia femenina y sufragio), solo ofrece un poco más de detalles sobre EE de los que se pueden encontrar en Wikipedia. Se pregunta por qué el libro está dedicado a la madre de EE tan solo un par de meses después de su suicidio en una habitación de hotel en Gibraltar, y por la tentadora información que contiene la sinopsis de la editorial para Cecil, de que el libro está "basado en hechos ".

Nada se sabe de la relación de EE con sus padres. ¿Qué interpretación debe darse al hecho de que dedicara Cecil, la historia de una madre repugnante y manipuladora, a su propia madre? ¿Qué interpretación debe darse a la tentadora información contenida en la sinopsis de la editorial sobre Cecil, que afirma que el libro está «basado en hechos»? ¿Qué hilo argumental de Cecil podría haberse desarrollado a partir de hechos reales? Pues la novela, además de situar a una verdadera ogresa como madre en el centro de la trama, también aborda el consumo de drogas, el asesinato y la impotencia. Sea cual sea su relación en la vida real, es justo decir que, en las novelas de EE, las madres tienden a ser vistas de forma algo negativa, mientras que los padres brillan por su ausencia. Sea como fuere, tal parece que la vida real de EE, al igual que los acontecimientos de Cecil, está deliberadamente abierta a la interpretación.

TRAMA ENREVESADA

Lady Anne recuerda en 1917, en plena Primera Guerra Mundial, cómo conoció en 1875 a Cecil, el medio hermano de su marido, Charles. Entonces era un niño de nueve años que se había colado secretamente en las habitaciones de su madre, lady Guthrie, a la hora del té: Aunque estaba claro que no era nada estricta con él, tampoco parecía la clásica madre consentidora de un hijo único delicado. Más bien se diría que lo trataba como a un igual. Lo que sigue a partir de ahí es una historia que se prolonga más de treinta años. En ella abundan los misterios, los viajes, los escenarios (casas en Escocia, Surrey, Londres, Cannes, París), las sospechas y los giros imprevisibles; y, siempre al fondo, una madre continuamente enferma, afectada y espiritista y un hijo errático, enamoradizo, sin oficio, que parece adorarla incluso a riesgo de su propia felicidad y la de los demás. La narradora, también madre, con su forma plácida/complaciente de entender la educación y la independencia de sus hijos, sirve admirablemente de contrapunto a la maternidad siniestra que ejerce su suegra.

Cecil, fruto del segundo matrimonio del diplomático Sir David Guthrie, quien ya bastante mayor volvió a casarse con una bellísima joven, Lady Edythe Guthrie, vivirá en sus carnes el resultado de una maternidad tóxica, asfixiante y completamente alienante, ante la frustración e indignación (siempre latente, pocas veces verbalizada, ya que estamos hablando de personajes británicos de la alta sociedad tardo victoriana (la acción se desarrolla entre 1875 y 1896, si bien Lady Anne escribe estas "memorias" muchos años después, en plena I Guerra Mundial) de sus familiares más cercanos: su hermano mayor Sir Charles Guthrie; Nelie, prima del primero (al ser prima por parte de madre no tiene relación de parentesco directo con Cecil) y la propia narradora, Lady Anne.

La historia arranca con Anne a punto de casarse con el hermano del protagonista, Cecil. La narradora relata sus impresiones al conocerlo, cuando contaba 9 años, y a su madre Lady Guthrie en 1870. Ya desde ese momento no le da muy buena impresión la relación existente entre madre e hijo: le parece una relación entre iguales más que una relación maternofilial.

A partir de ahí empieza el cotilleo, las intrigas y un misterio final. La narradora irá contando lo que ve entre ellos (y sus muchas circunstancias misteriosas) a lo largo de los años: la relación de dependencia mutua, la dificultad de separarse mucho tiempo y las misteriosas enfermedades de la madre en momentos cruciales. Buena parte de lo que narra no son hechos, sino numerosas y variadas conjeturas sobre lo que ella interpreta en esa relación dejando al lector la elección de creer o no lo que cuenta.

Trama con muchos giros inesperados y con más de un villano, en el que la víctima irremediable (y muchas veces autosacrificada) es el propio Cecil, y donde el egoísmo de su madre va incrementándose hasta límites insospechados configurando una historia aterradora y retorcida. De hecho, cuando aún queda un tercio de la novela (que tiene 300 páginas), ocurre un giro de trama totalmente inesperado que obliga a leer el tercio restante para saber más.

Así, una novela que empieza como una historia de época, pasa a convertirse en una novela de misterio con cada vez más incógnitas (se lee casi como un thriller). Hasta el punto de que deja al final con más dudas que certezas… Una ambigüedad, que, como siempre, permite que diferentes lectores lleguen a diferentes conclusiones.

ESTILO REFINADO

Escrito de una forma que emula muy bien las novelas decimonónicas y de principios del siglo XX (recuerda, a veces, a Henry James), aunque fue publicada en los años 60. En esta novela, con una prosa engañosamente sencilla, el tono recuerda también a Mi prima Raquel de Daphne du Maurier, donde uno se queda con la incertidumbre de quién manipula a quién: ¿será la madre hipócrita que intenta mantener a su hijo cerca en todo momento? ¿O será el hijo, Cecil, incapaz de valerse por sí mismo? ¿O será la sugerente narradora, Anne, quien no es tanto una persona poco fiable como alguien que claramente relata muchos de los acontecimientos de segunda mano? Y es que, la voz narradora no es testigo de todos los hechos, algunos los recibe de tercera mano, otros los imagina..., nos encontramos, pues, ante el relato de una vida desde la perspectiva de un actor muy secundario en la misma.

En efecto, la novela está narrada en primera persona por una dama de la alta sociedad inglesa Lady Anne. La historia, como se ha dicho, narra la vida de Cecil desde el punto de vista de Anne, esposa de su medio hermano por parte de padre., que es el contrapunto perfecto a otra de las coprotagonistas de la misma, su suegra, Lady Edythe Guthrie. Así se gesta la historia de un hijo único, Cecil, híper protegido por una madre sin más sentido en su vida que dominarlo en todo momento y pensamiento. En realidad, con muy pocos personajes principales (incluida esa Nealie, sincera como ella sola en su crítica a Lady Guthrie) alrededor de los cuales pululan otros ocasionales para poder incorporar detalles importantes de la trama, se logra una amplitud de visiones que contribuyen al tono general inquietante de la historia.

La autora desarrolla una novela sobre planteamientos ambiguos y abiertos, creando una historia llena de misterios, casas y viajes, amoríos frustrados y giros imprevisibles. La narradora va contando esta relación y los sucesos que acontecieron y que, en su definitiva rareza, están basados en conjeturas e indicios. Así la combinación de extraños acontecimientos, la duda de si lo que sospechamos es cierto o no y unos grandes personajes, hacen que el libro resulte ameno y digno de ser leído. En conjunto, es una novela inquietante, pues, aunque todo está claramente explicado, nada queda claro en esta historia, salvo el buen hacer de EE, que lo mismo decora un castillo que explica el sistema sucesorio inglés.

DE LA MATERNIDAD Y OTROS TEMAS

La maternidad y la educación están en el eje de una trama que va contando esta relación que nunca se conoce ni de demasiado lejos ni de demasiado cerca y que, en su definitiva rareza, solo puede vislumbrarse por indicios y conjeturas.

Si el tema principal es el de una maternidad a la que se le da la vuelta de tuerca de una exclusividad dañina para madre e hijo, a partir de ahí la autora aprovecha para hablar de la amistad, la maternidad convencional encarnada por la propia narradora, la falsedad en el trato social, los contrastes entre clases sociales, el papel de la mujer, la vida de las clases medias-altas, los matrimonios de conveniencia, el auge del espiritismo e incluso la drogadicción… A pesar de estar narrado desde el punto de vista de una mujer de la alta sociedad, que reconoce en muchos casos que hay temas de los que no se puede hablar abiertamente en esos tiempos, enfrenta con sorprendente claridad muchos de ellos, desde la educación en colegios privados, los matrimonios por conveniencia o amor, o el tema de las drogas en las clases pudientes.

EE introduce además en Cecil un potente discurso sobre hasta qué punto y de qué manera es posible conocer la verdad. En conjunto, es una novela inquietante, con muchos sentidos, que trata realmente de lo inexplicable. La subjetividad de la memoria, con esa narradora que no es que sea una narradora fiable, pero que solo conoce una parte de la historia, y el resto o lo supone o somos los lectores quienes tenemos que rellenar los huecos. Incluido el final, que, hasta cierto punto, queda abierto.

Ciertamente, la posición de Lady Anne como esposa de Charles Guthrie le otorga una perspectiva única (aunque limitada) sobre la relación entre Cecil, el hermanastro de su esposo, y la atractiva pero dominante Lady Guthrie. Anne crea el retrato de una mujer macabra que arruina la vida de su hijo con tanta contundencia como si lo hubiera planeado intencionalmente. Sin embargo, no hay respuestas fáciles, y las especulaciones y juicios de Anne a veces arrojan tanta luz sobre sus propias relaciones y experiencias como sobre Cecil y su madre. En las hábiles manos de EE, la historia aparentemente sencilla de una familia disfuncional se convierte en una elegante e ingeniosa meditación sobre nuestra incapacidad para conocer la verdad completa sobre quienes nos rodean.

«Qué difícil es formarse una imagen completa de las personas, incluso de aquellas a las que conocemos muy bien, a partir de los retazos que ellas mismas nos dejan ver.»


No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA SOLITARIA PASIÓN DE JUDITH HEARNE

  « LA SOLITARIA PASIÓN DE JUDITH HEARNE » Brian Moore (1955) «Acercó los pies desnudos a la estufa de gas para calentárselos y se recost...