miércoles, 5 de junio de 2024

LA VIEJA SIRENA

 

«LA VIEJA SIRENA»
José Luis Sampedro
(1990)


«Una vieja sirena, aunque sea imposible imaginar el envejecimiento de una inmortal»

CUENTO DE AMOR MITOLÓGICO

LA VIEJA SIRENA (1990) de José Luis Sampedro (Barcelona, 1917 – Madrid, 2013) forma parte de su trilogía «Los círculos del tiempo», iniciada con Octubre, Octubre (1981) y cerrada por Real Sitio (1993), aunque las tres novelas no comparten historia, ni personajes.

En ella Sampedro ofrece, bajo el envoltorio de una novela histórica, mucho más, como Robert Graves en YO, CLAUDIO. El contexto, sin duda, es histórico, pues la obra se inicia una tibia mañana de la primavera egipcia del año 257 (siglo III d. de C.): Roma y Persia, los dos grandes Imperios, están iniciando una lenta, pero irreversible decadencia, amenazados por los bárbaros, el asentamiento del cristianismo, las intrigas (de los reyes de Palmira, Odenato y Zenobia, por ejemplo) y la aparición de nuevos pueblos. En tal marco se desenvuelve un relato minuciosamente documentado, que consigue transmitir esa atmósfera indispensable de cercanía y verosimilitud que nos hace viajar en el tiempo sin sentirnos distantes o ajenos a lo que se cuenta.

PROTAGONISTAS EN TRIÁNGULO

Una sirena, bella y misteriosa (según los cánones de la mitología clásica), anhelando vivir junto a los hombres (otro cliché clásico), cobra apariencia humana e inicia un apasionante recorrido a través de diversos países, culturas y religiones, cambiando de nombre (Nur, Irenia, Glauka), conociendo en ese itinerario la ternura, la violencia, la sexualidad y el dolor; hasta llegar a Alejandría, donde dos hombres van a sellar definitivamente su destino.

Ahram, el navegante, caracterizado por el coraje y la fuerza masculina. hombre de acción que persigue, y obtiene, hasta cierto punto, el poder. Y Krito, el filósofo, que persigue, por el contrario, la sabiduría (representa la racionalidad), aunque se revista de cierto cinismo para no resultar fácilmente vulnerable; domina la palabra y encarna en su propia personalidad aspectos andróginos (masculinos y femeninos), de hecho, excepto Glauka, todos los personajes le consideran homosexual.

La novela sigue la historia de los tres personajes, que pronto constituyen un triángulo muy especial: sus vidas se cruzan fortuitamente en un mundo profundamente marcado por el concepto de límite. Las fronteras (políticas, sociales, geográficas, físicas e ideológicas) a las que se enfrentan estos tres personajes propician que el tema subyacente sea la búsqueda de la libertad y la aceptación de la diferencia como consecuencia natural de tal pretensión.

ESTRUCTURA DEL TRIÁNGULO

Cada uno de sus treinta capítulos tiene una estructura fija que se repite: junto a la narración cronológica de los hechos, se presentan los recuerdos de cada uno de estos personajes, recurso argumental que sirve para conocer su pasado, así como sus propios pensamientos.

Pese a ser una novela de base coral, el peso de la trama recae sobre Glauka, esa mujer sin identidad a la que el amor le descubre su verdadera condición vital: haber sido una sirena en su vida pasada.

Sus andanzas constituyen el hilo principal del argumento en la primera parte, que comienza cuando llega a Alejandría y es vendida como esclava a Ahram, en cuya casa conoce a Krito, que trabaja para el comerciante. Mientras se desarrolla la historia de la atracción entre los tres personajes, la mujer va recordando momentos de su pasado.

Entre la primera y la segunda parte hay un salto de varios años. La mujer se ha convertido en la hetaira (mujer libre, que desempeñaba funciones de artista, contertulia, prostituta y acompañante) de Ahram y el núcleo de esta parte es su relación con Krito y cómo afecta tal relación al comerciante, al mismo tiempo que se desarrollan las intrigas políticas en una agitada Alejandría.

ESTILO SAMPEDRO

En cuanto al estilo, sigue su línea tan personal de escribir: frases cortas, abundancia de infinitivos, gerundios y múltiples interjecciones (como queriendo imitar el pensamiento). Alterna la tercera persona (narrador objetivo) con la primera (narrador subjetivo): utiliza la técnica del monólogo interior para presentar las reflexiones de los protagonistas, permitiendo acceder a su punto de vista y facultando momentáneas identificaciones con cada uno de ellos.

Ello no impide que haya ciertos momentos en que muestre un estilo cercano a la prosa poética, de inusual lirismo y sensualidad.

Antigüedad, mitología y sentimientos amorosos… La novela desarrolla diversos temas: las luchas de poder, la vida en un mundo fronterizo, la aceptación de la muerte frente a la eternidad y el amor.

Además de una novela histórica de aventuras, sus casi setecientas páginas constituyen un canto a la vida, a la existencia humana. Su raíz mitológica sirve como base para exaltar la vida, pues sólo los seres que estamos sometidos al Tiempo la podemos disfrutar plenamente.

HUMANISMO MILITANTE

Por eso, Glauka sólo será feliz viviendo y, sobre todo, envejeciendo y acompañando en la muerte a quien amó en vida. Porque, en el fondo, estamos ante un relato romántico de raíz mitológica: Sampedro toma el mito de las sirenas y lo recrea desde una perspectiva y unos intereses plenamente modernos y contemporáneos: la reflexión sobre la vida humana, su valor y finalidad.

El otro componente esencial de lo obra es la mirada sobre el amor y su manifestación física, la sexualidad, como razones primordiales de la existencia. Si bien la sirena es feliz viviendo, llegará a su más completa realización existencial cuando conozca el amor.

Las sugerencias de la obra no se detienen ahí, pues contiene además una profunda reflexión sobre la naturaleza y finalidad del poder, sus implicaciones en la vida individual y social. Reflexión que en Sampedro viene impregnada de ese humanismo militante que mostró a lo largo de su vida (y su obra), y que puede resumirse en el respeto a los demás y en la búsqueda de la felicidad individual, aunque nunca a costa de nadie, pues el poder sólo tiene justificación cuando busca el bien común.

UNA VIEJA SIRENA MUY ACTUAL

Humanismo, que tanto se agradece en una sociedad como la nuestra en la que el poder cada día se asocia más con el egoísmo y la corrupción. El autor ofrece una parábola, muy clara a poco que reflexionemos, sobre nuestro presente (más de treinta años después): inestable, contradictorio y crítico (de crisis; no de crítica, por desgracia).

Por tanto, no estamos ante la recreación de un cuento mitológico, ni ante una simple novela histórica de aventuras. Se trata de una parábola clara y precisa sobre nuestro agitado y confuso presente. Ese mundo múltiple, cambiante y fronterizo que pasa ante nuestros ojos a través de sus páginas no es sino una réplica de nuestra propia realidad: cifrar la esperanza en el amor y el humanismo no es poco mensaje (como de forma tan cursi se decía del fondo de aquellas novelas y películas supuestamente prestigiosas, allá por los setenta del siglo pasado) para los tiempos que corren.

Como además se lee con facilidad, gusto e interés, puede muy bien constituir una lectura más allá de las romas recomendaciones de ese abanico de insulsas obras de rabiosa actualidad que se nos ofrecen a mansalva mes tras mes.


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