«LO QUE EL VIENTO SE
LLEVO»
Margaret Mitchell (1936)
«Scarlett O’Hara no era bella, pero
los hombres no solían darse cuenta de ello hasta que se sentían cautivos de su
embrujo.»
TRIUNFO DOBLE
Margaret Mitchell (Atlanta 1900 - 1949) tardó diez años en escribir su primera y única
novela: LO QUE
EL VIENTO SE LLEVÓ, por la que obtendría el Premio Pulitzer en 1937 y que se convertiría en uno de los libros más vendidos de Estados Unidos durante los años siguientes a su publicación. Éxito
refrendado y ampliado por la película del
mismo título. Si existe una película realmente mítica, que resuma por sí sola la época dorada del gran Hollywood, que ilustre por qué la fascinación que el cine ha ejercido
sobre varias generaciones de espectadores (entre los que me encuentro), es sin
duda ésta, galardonada con diez Óscar y desencadenante de un triunfo clamoroso en todo el mundo,
tanto en su estreno como en las sucesivas y periódicas reposiciones.
LA
ÉPICA DEL PERDEDOR
La Guerra de Secesión (1861
– 1865) que enfrentó a los Estados del Norte
contra la Confederación Sudista
tomó para el país la trascendencia de una epopeya: victoriosa para el Norte,
que la ganó; del fracaso, a causa de la desigualdad de fuerzas y de la
deficiente preparación militar por parte del Sur,
que intentó resarcirse de su derrota creando una peculiar mitología
de los "viejos buenos tiempos",
de un sistema patriarcal y caballeresco compuesto de mansiones blancas,
muchachas encantadoras, bailes espléndidos, interminables campos de algodón y
laboriosos esclavos felices de serlo.
Esta nostalgia sudista por
el quimérico antiguo esplendor tuvo su mejor y más popular manifestación
literaria en la obra de esta escritora georgiana, donde el
problema racial, por ejemplo, no llega nunca
a enfocarse como tal, ni a cuestionar en ningún momento la vergüenza de
la condición social de los esclavos, puesto que los esclavos eran o bien fieles
y nobles (Mammy) o bien miedosos e irresponsables (Prissy).
MUJER
MIRANDO AL SUR
Se estructura como un folletín
sobre un diluido fondo de epopeya y melodrama basado
en ciertas situaciones arquetípicas: la pasión amorosa
como razón primordial de vivir, la caída de un "emporio" y del
sistema de valores en que se sustentaba; la
nostalgia por el tiempo "barrido por el viento…"
Simultáneamente, al
paso del entusiasmo orgulloso del Sur al desastre y la miseria, se produce la transformación de la
protagonista, Escarlata
O’Hara, una jovencita coqueta y caprichosa
(que en los pasajes iniciales cumple 16 años), en una mujer adulta, apasionada
y ambiciosa. Partiendo de la idílica situación de preguerra, cuando todo era
magnificencia y orgullo de clase, va a sufrir en propia carne los desastres de
la conflagración hasta llegar desesperada a una situación de postguerra en la
que se propone, ante todo, "hacerse un porvenir". Realiza
su ascendente carrera social a través de su relación con los
hombres con quienes se casa, sin dejar por ello de permanecer fiel a
un juvenil amor platónico (Ashley Wilkes) que justifica todas
sus decisiones, incluso las más injustificables. Para, finalmente, ver
frustradas todas sus ilusiones.
El papel de Escarlata va más allá de su personaje específico: representa
el espíritu de un país para el cual el éxito social y
el triunfo económico constituyen los valores supremos. La
autora presenta a su protagonista con clara animadversión,
acumulando en ella la codicia, la coquetería, la vanidad y la falta de escrúpulos con
tal de conseguir sus propósitos. Se nos muestra como un personaje conflictivo, carente
de principios, que no se detiene ante nada, ni ante nadie,
con tal de ver satisfechas sus ambiciones. Pero, al mismo tiempo y tal como se
expresa en la cita de inicio de la reseña, dotada de un atractivo
especial; que, como todos los personajes oscuros, seduce sin
apenas ser consciente de ello.
OTROS
ÁMBITOS, OTROS PERSONAJES
Rhett Butler y Ashley
Wilkers, por su parte, representan las dos
caras de un mismo tipo, el
hombre del Sur: aventurero,
seductor y cínico, el primero (aunque
finalmente llegue a perder su aplomo a causa de los celos de su mujer y la
muerte de su hija); sensible, dubitativo y, en el fondo, acomodaticio,
el segundo, representante en última instancia del fracaso de su clase social en la misma medida que Butler lo es de la supervivencia y el éxito. En cuanto a Melania
Hamilton, su extremada bondad,
paciencia y discreción la caracterizan, en
cierto modo, como la pareja perfecta para Wilkers, como Butler lo es para Escarlata.
De los cuatro
personajes, Escarlata es quien posee el mayor relieve psicológico, mientras Butler resulta el
más lúcido a la hora de enjuiciar los hechos
que tienen lugar a su alrededor, hasta el punto de erigirse en "conciencia
crítica" de los mismos. A él pertenece la certera descripción
del Sur como tierra de "algodón, esclavos y arrogancia" y sus
comentarios mordaces a los manejos de la protagonista. Desde decirle que "no
tiene corazón, pero ese es uno de sus principales atractivos", hasta
la famosa réplica, cuando Escarlata intenta retenerle, suplicándole; "Querida
mía, me importa un comino".
En fin, un novelón en toda regla que
sigue siendo tan recomendable como cuando se publicó y que ya forma
parte de la cultura popular por méritos propios. No deja de ser un folletín
melodramático, pero ahora que vivimos una
guerra (otra más) observar tal atroz situación a
través de la perspectiva de una mujer (con los niños, los seres que más sufren en
carne propia las consecuencias de las guerras) no dejará de resultar, cuando
menos, relevante.

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